Zapatico, zapatico, que lindo zapatico, hoy es el día, del niño hospitalizadito. Unas ganas enormes y un deseo de hacer reír, es lo que me trae nuevamente a caminar por los pasillos del hospital y saludar a quienes apurados y preocupados andan sin saber y querer estar ahí…..un ascensorista que a todos le dice “primo” y reparte bendiciones cuando ve llegar a los de la nariz roja, enfermeras que sonríen reservadamente y médicos que se sorprenden ante tanto colorido en un lugar que pareciera ser gris….hoy compartí dupla con Chispita Cachuchina y logramos visitar a las parturientas, escuchamos latidos de corazón de niños que aun no habían nacido y les escuchamos decir “mami espérame con alegría que te quiero mucho” las mamás en medio de su dolor sonrieron, esto es un punto para nuestro servicio. Galletas y caramelos saltaban de mis bolsillos hasta las manos de los niños y niñas, globos que se inflaron con las risas de los acompañantes y unos grandes anteojos que causaron mucha pero mucha risa…regalos que se multiplicaron, llegaron a las manos de quienes esperaban desbordar su imaginación y por un momento ya no estaban en el hospital, disfrutaron de un parque donde carritos, camiones, aviones, helicópteros, osos y muñequitas correteaban por los pasillos sin dolor alguno…otro milagro en mi presencia….subir y bajar escaleras, actividad ésta que en otrora era casi imposible para mí... hoy el saber que en otra habitación necesitan de una dosis de burbujas es razón suficiente para seguir tocando puertas y preguntar: ¿ puedo pasar?
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